sábado, 5 de mayo de 2012

Una semana en Japón (4). Día 3: Hakone.

Después de dos días en Kioto y cuando estamos ya más o menos adaptados al horario y la ciudad, nos toca partir hacia la siguiente parada de nuestro viaje. Hoy tomaremos el Shinkansen por primera vez, pero no contentos con ello vamos a probar también un tren de cremallera, un funicular, un teleférico y un barco pirata (aparte de los muy mundanos autobuses y el coche de San Fernando). Ahora que mencionamos la palabra Shinkansen, os encontraréis el prefijo "shin" muchas veces en japón. Significa "nuevo".

Retrocedamos al día anterior por un momento, recordad que os recomendé reservar el billete para el tren que tomaremos esta mañana, en concreto el Hikari 512 de las 0829 entre Kioto y Odawara:



Lo normal será que no haya problemas de asientos, pero mejor asegurarnos reservando  el día antes, como os dije.

Bien, pasamos ya propiamente al día 3.

Antes de salir del hotel entregamos las maletas para su envío directo a Tokio y nos ponemos en marcha llevando solo equipaje de mano. Esta decisión no solo da comodidad sino que, como veréis en el Día 4, nos permitió alguna opción nueva ese día. A las 0730 tomamos un taxi hasta la estación de Kioto, donde desayunamos tranquilamente en una cafetería antes de subir a nuestro tren. 126 minutos después nos bajamos en la estación de Odawara, donde comienza realmente nuestra experiencia de Hakone.

En primer lugar tenemos que comprar el Hakone Free pass, pase que nos permite tomar todos los medios de locomoción que necesitamos, que no son pocos, durante dos días. Para ello que nos dirigimos a la oficina de la oficina de Turismo de Odakyu que está en la misma estación, entre la zona de Alta Velocidad y la de trenes a Hakone:


Ahí pedimos el pase (3900¥ por adulto, válido para dos días, recordad) y nos dirigimos hacia el tren con destino a Hakone Yumoto. Junto con el pase nos darán un pequeño folleto con los horarios de trenes y autobuses utilizables GUARDADLO COMO ORO EN PAÑO, en esta parte del viaje hay que ser muy flexible con los posibles cambios y tener cuidado de no quedarnos tirados. El tren a Hakone Yumoto es un cercanías más o menos normal, pero allí se acaba lo normal de este viaje. En esa estación pasamos de un tren normal al Hakone Tozan Train, un tren de montaña que empezó a funcionar en el primer tercio del siglo pasado. Algunos coches parecen ser de aquella época aunque, como tantas otras cosas en Japón, conservados que da gusto. El trayecto hasta Gora dura unos 40 minutos, pero es un placer absoluto.

Ascendiendo hacia Gora en el Tozan train

Aquí podéis ver el aspecto que tiene el tren:


Pero ¡No se vayan todavía, aún hay más! En Gora nos bajamos de este tren tan simpático y cogemos, en la misma estación, solo a unos metros, el funicular que une Gora con Sounzan. En nuestro caso, vamos a hacer una pequeña parada a mitad del camino, en Koen-Kami, ya que allí es donde hemos reservado el hotel.

En el Funicular Gora-Sounzan

Ya que llegamos al hotel vamos a hacer un pequeño paréntesis al respecto. En Hakone quise que nos alojáramos en un auténtico ryokan, lo cual no es difícil, ya que hay muchos en esta zona, de todos los tipos y tamaños. En nuestro caso el escogido fue este, que ni recomiendo ni dejo de recomendar. Es un pequeño ryokan, familiar y bastante agradable, pero creo que la sensación que puede dejar en una primerizo en Japón puede ser algo engañosa. Tal vez deje una impresión mejor alguno de los hoteles de la zona. la cuestión está básicamente en la parte onsen del establecimiento, que es pequeña y poco espectacular en el caso del Kiritani Hakoneso. Por lo demás el hotel es correcto y la comida bastante buena. ¡Ah! ¡Vaya! no os he explicado lo de la comida... Por norma general, en un ryokan de este tipo la cena y el desayuno están incluídos. Ambos son pura y duramente tradicionales, tanto en fondo como en forma. Alojarse en un ryokan tiene muchas peculiaridades para un europeo, desde dormir sobre futón/tatami, hasta pasearse por el hotel en yukata (proporcionado por el propio hotel) o desayunar... esto:

Si, el pescado ahumado y la sopa de almejas son parte del desayuno
La zona termal suele estar abierta 24 horas así que podéis disfrutarla (?) tranquilamente después de cenar. 

He de reconocer que a mi los ryokan/onsen me deprimen sobremanera. No sé muy bien por qué, pero me pasa siempre. Eso de terminar de cenar a las 1900, estar ya en pijama y no tener naaaaaaada que hacer durante horas... En los más grandes suele haber karaoke pero eso, evidentemente, es peor. Aún así os recomiendo la experiencia. Por probar...

Bueno, tras el breve paréntesis y haber dejado nuestro ligero equipaje en el hotel seguimos la ruta. Volvemos al funicular y subimos hasta el final de la línea en Sounzan, allí cogemos el teleférico a Owakudani, donde tenemos una importantísima misión que realizar: alargar nuestra vida en 7 años.

Owakudani  es la zona que rodea al cráter de la útima erupción del monte Hakone, hace unos 3000 años. Supongo que no es para ponerse nervioso, salvo que su frecuencia de erupción sea cada 3000 años. Hoy en día es una zona con muchas fumarolas, con un penetrante olor a azufre, con unas magníficas vistas del monte Fuji (si se deja) y con una curiosa costumbre: cocer huevos en las aguas termales sulfurosas. Tal vez algún químico me pueda explicar por qué la cáscara se pone negra, por lo demás son huevos cocidos normales y corrientes salvo que, según la tradición, alargan tu vida en 7 años. Desde el punto en que nos bajamos del teleférico se sube por un camino indicado hasta la zona con más fumarolas y mejores vistas. Allí es donde habitualmente se compran y comen los huevos. Desde ese punto bajamos por el mismo camino de vuelta al teleférico. En total unos 40 minutos de camino.

El teleférico sobre el valle de Owakudani

Segundos antes de dar cuenta de los huevos negros.
Esta foto es de un viaje anterior, en 2005, pero está tomada desde el aparcamiento de Owakudani


Una vez prolongada nuestra vida por 100 miserables yenes, bajamos de vuelta al teleférico y lo cogemos de nuevo para continuar viaje hasta Togendai, con estupendas vistas del lago Ashi hacia nuestra izquierda (así como del monte Fuji, si el tiempo no lo impide, hacia nuestra derecha). Hay una estación intermedia, pero vosotros continuad hasta el final, justo en la orilla de lago. Nada más salir del teleférico podemos bajar hacia el embarcadero y coger uno de los discretos barcos que hacen la ruta desde Togendai hasta Hakonemachi o Moto-Hakone. Os recomiendo bajaros en la primera e ir andando hasta la segunda. Entre ambas hay una península que se adentra en el lago con un bonito parque y, de nuevo, vistas del monte Fuji. El resto del camino lo podemos hacer por una calzada entre cipreses antiguos.

Uno de los barcos que cruzan el lago Ashi
Desde Moto-Hakone, justo frente al embarcadero, tomaremos el autobús que va a Odawara Stn., pero nos bajamos tras unos veinte minutos de trayecto, en Kowakidani Stn. donde ya podemos enlazar con el Tozan train y volver al hotel a tiempo para la cena (sobre las 1800 o 1830). Os recomiendo ir revisando permanentemente el librillo de horarios para ajustar los enlaces; suele haber bastante frecuencia y no es difícil hacer los transbordos sin demasiada espera.

Tras la cena no queda mucho más remedio que probar el onsen. No me meto en instrucciones, pero si alguien quiere más pistas lo discutimos en los comentarios...

Nota, a esta parte se supone que no se debe entrar con yukata

Y con esto cerramos el tercer día en Japón. Al menos hoy nos podemos ir tempranito a la cama. Mañana tampoco es necesario madrugar demasiado, aunque nosotros lo hicimos por motivos que os explicaré en la próxima entrada: Japón, día 4







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