miércoles, 28 de agosto de 2013

Donde Hewlett conoció a Packard: Portolá, Junípero y el Camino Real

Albion Walter Hewlett murió, el pobre, de un tumor cerebral en 1925, tras 9 años como profesor en la facultad de medicina de Stanford. Dicha universidad, en parte como favor y muestra de respeto hacia su difunto padre, aceptó en su seno a William Redington Hewlett, que se graduaría en 1934 antes de marchar al M.I.T. a obtener su título de ingeniero (eléctrico, no todo el mundo puede aspirar a ser ingeniero de verdad).

David Packard destacó desde su juventud en Pueblo (Colorado, EEUU) en varios deportes y, ya en su época universitaria, participó en los equipos de fútbol americano y baloncesto de Stanford, donde se graduó en 1934. Tras un breve paso por General Electric retornó a Stanford, donde obtuvo su título de ingeniero (también eléctrico, ¡Ntchs!).

Hewlett, Packard... ¿de qué me sonarán a mí estos tíos?

En Stanford todo destila seriedad, incluidas la mascota y las animadoras
Stanford es hoy en día una de las universidades más prestigiosas del mundo, situándose entre las cinco primeras en casi todos los listados. Nada menos que 52 Premios Nobel han estudiado y/o dado clase allí y hay un dato que a mí me parece escalofriante: las empresas fundadas por alumnos de Stanford tienen una facturación combinada de... ¡2.700.000.000.000 $! (casi el doble que el PIB de España). Creo que más de uno y más de dos debería-mos darle una pensada al por qué, no parece tan difícil. Podríamos fijar el origen de esa función alumbradora de empresas allá por finales de los 30, cuando Frederick Terman, por entonces profesor en Stanford, empezó a animar a sus alumnos (David Packard fue uno de ellos) para que fundaran empresas en las que desarrollar libremente sus ideas, incluso invirtió personalmente en algunas de ellas. Después de la Segunda Guerra Mundial, Terman auspició un programa de alquiler de terrenos propiedad de la Universidad para el establecimiento de empresas, poniendo la semilla de lo que hoy conocemos como... Silicon Valley.

El campus de Stanford está ubicado al sur de la Bahía de San Francisco, rodeado de ciudades como Palo Alto, Cupertino o Mountain View, nombres que hemos leído mil veces en crónicas sobre tecnología. El cogollo del campus está limitado al norte por la avenida "El Camino Real" (literal) y al sur por "Junípero Serra Boulevard". Vaya ¡qué casualidad! Justo de Fray Junípero y del Camino Real os quería hablar yo hoy...

La Alta California: mucho bosque y poca chicha 

Puede parecer sorprendente, pero el territorio que hoy conocemos como California fue explorado muy tardíamente y por obligación. Cuando hablamos de Coronado mencionamos a Fernando de Alarcón como el primer europedo que, posiblemente, puso pie en la actual California, aunque si lo hizo fue por casualidad y solo un ratito, allá por 1540. Un año antes, Francisco de Ulloa ya había explorado el Golfo y había determinado que Baja California (entonces solo California) no era una isla sino una península, aunque los cartógrafos no le hicieron ni puñetero caso y siguieron dibujando una isla, en parte porque desapareció sin dejar rastro en esa misión. En efecto, después de rodear casi toda la península de Baja, Ulloa mandó la siguiente carta desde la Isla de Cedros:
"He decidido seguir en el Trinidad con las pocas provisiones y hombres, si Dios me otorga buen tiempo, tan lejos como pueda, y el viento lo permita, y enviar este barco (el Santa Águeda) y estos hombres a la Nueva España con este informe. Dios quiera que el desenlace sea el que su señoría desea...Beso la ilustre mano de su señoría. Francisco de Ulloa"

Que no os engañe la foto. Baja California era bastante invivible
 en la época que nos ocupa.
Y a partir de aquí no se sabe más de él con seguridad. Hay quien opina que volvió a Nueva España y quien dice haber encontrado sus restos al norte de San Diego. De hecho, entre los buscatesoros americanos aún hay discusiones sobre Ulloa y el Trinidad, que iría según ellos cargado de oro, lo que parece harto improbable. Bueno, eso se lo dejamos a los Goonies y así (por cierto, muy risible que en la taducción española de la peli, el mapa y el pirata pasen misteriosamente a ser ¡italianos! en lugar de españoles)

El primero que estuvo en California de verdad de la buena fue Cabrillo, que desembarcó en San Diego en 1542 y siguió navegando por la costa hasta más allá de San Francisco, aunque no vio la bahía. A partir de ese momento el interés en California decae y prácticamente nadie se pasa por allí en décadas, salvo piratas británicos como Drake y Cavendish que usaron sus costas como puerto de base para hostigar los galeones españoles del Pacífico. En realidad, aunque California estuviera ahí mismito, era bastante difícil llegar a ella, tanto por tierra (había que cruzar desiertos y zonas muy abruptas) como por mar (por la corriente costera hacia el sur), así que no se le hizo mucho caso.

Sin embargo, en la mitad del siglo XVIII, los rusos (pronúnciese "rriusoss") comenzaron a hacer visitas a la costa Pacífica de Norteamérica. Entre 1741 y 1767 varias expediciones salieron desde Alaska hacia el sur explorando la costa, y eso ya si que no se podía consentir, así que se decidió retomar la colonización hacia el norte. En 1765 José de Gálvez y Gallardo (tío del Bernardo de Gálvez que conocemos) es nombrado Visitador real, cargo que debía dar un acongoje importante a los administradores de las Américas, incluidos los virreyes. Gálvez fue enviado con varias misiones, una de ellas era controlar la Alta California.

Hubo otro hecho esencial que sucedió en 1767: la expulsión de España (sí, de España, de toda España, o sea, también de Nueva España) de los jesuítas, que era la orden que controlaba las pocas misiones que había en la Baja California, así que la parte evangelizadora pasaron a llevarla los franciscanos, en concreto Fray Junípero Serra.

Fray Junípero Serra y Gaspar de Portolá


Miquel Josep Serra Ferrer nació en Petra (Mallorca) en 1713, muy pronto hará 300 años. En 1731 entró en la orden franciscana y cambió su nombre por el de Junípero, mucho más adecuado para un misionero, dónde va a parar. Porque, claro, Junípero no se iba a quedar predicando en la bella isla de Mallorca, además no dominaba el alemán, así que en 1749 se embarca hacia Nueva España para iniciar su labor misionera. Durante bastante tiempo se quedó en la zona de Querétaro, pero tras la expulsión de los jesuítas, Junípero y sus frays se hicieron cargo de las 14 misiones existentes en Baja California (ojo, ocupadas por 16 jesuítas, no fue demasiado complicado desalojarles) y pasaron a formar parte del esfuerzo colonizador de Gálvez y Portolá. De hecho, Junípero y el ilerdense Gaspar de Portolá acabaron siendo muy buenos amigos y residentes en California y su abierta colaboración fue esencial para el desarrollo de la zona.

La expedición de 1769 a California fue organizada de forma sumamente profesional por Gálvez, con varios barcos, grupos a pie, gran cantidad de ganado y semillas para establecer granjas... Salieron el 24 de marzo y el primer grupo de viajeros pedestres llegó a San Diego el 13 de Mayo y al día siguiente se fundó el Presidio de San Diego, en la actual Presidio Hill. Fray Junípero llegó en el segundo grupo, unas 6 semanas después y el 16 de Julio fue fundada la primera misión en California: San Diego de Alcalá, primera de 9 que se fundaron en vida de Fray Junípero. Tanto el uno (presidio, que no tiene nada que ver con una cárcel, es un fuerte), como la otra (misión), fueron los primeros asentamientos europedos permanentes en la costa del Pacífico de los EE.UU. y la base para la colonización española de California, pero su primera misión fue la de hacer de hospital para el enorme número de enfermos que iba generando la expedición. De hecho, de más de 200 integrantes, sólo unos 100 sobrevivieron.


Nada más fundar San Diego, no se dío ni un día de descanso, el tío, Portolá salió hacia el Norte con 63 hombres, entre los que destacaban Pedro Fages (El Oso) y sus voluntarios catalanes, el ingeniero Miguel Costansó y el cura Juan Crespí. Partieron el 14 de Julio de 1769 en busca de Monterrey, del que se pensaba que debía ser el mejor puerto de la zona. Y ¿por qué se pensaba eso? Pues muy sencillo: a comienzos del siglo XVII se retomó brevemente la idea de explorar California y se formó una expedición bajo mando de Sebastián Vizcaíno que exploró la costa del Pacífico (incluso alguno de sus cuates llegó hasta Oregón). Desgraciadamente no encontraron ningún puerto excepcionalmente bueno, así que... se lo inventaron o, por ser justos, "exageraron" en la descripción de las bonanzas de una de las bahías que habían encontrado. Para acabar de quedar bien ante el jefe, le pusieron a dicha bahía el nombre de "Monterrey" en honor del Virrey de Nueva España Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey. Al menos, Monterrey sirvió para albergar en 1967 uno de esos famosos festivales lisérgicos de finales de los 60, del que rescatamos la actuación de mis queridos "The Who" antes de seguir con nuestras cuitas...

Bien, con todos esos antecedentes, quedó fijado que Monterrey era un puerto de primera división y era el objetivo prioritario que Gálvez había fijado para la expedición de Portolá. Monterrey dista unos 700 km de San Diego y además el camino no fue fácil, pero la expedición fue, buscó, rebuscó, discutió, se sorprendió y finalmente decidió que aquella bahía que veían (porque la encontraron, claro) no podía ser la descrita por Vizcaíno porque era pintoresca, pero como puerto manifiestamente mejorable, así que... siguieron hacia el norte en busca del "verdadero" Monterrey. Mejor que yo, dejemos que sea el propio Costansó el que nos lo explique. Esta es la carta que el 10 de Diciembre de 1769 enterraron los expedicionarios en Ensenada Pinos, según el procedimiento que tantas veces ya hemos visto:

"La expedicion de tierra que salió de San Diego el dia 14 de Julio de 1769 años á las ordenes del Governador de Californias don Gaspar de Portolá, entró en la Canal de Santa Barbara el dia nueve de Agosto: pasó la Punta de la Concepcion el dia veinte y siete del mismo: llegó al pié de la Sierra de Santa Lucía el día treze de Septiembre: entró en la sierra dicha el diez y siete del proprio mes: acabó de pasar la sierra ó de descabezarla del todo el día primero de Octubre; y avistó el proprio dia la Punta de Pinos: el siete del mismo, reconocida ya la Punta de Pinos, y las ensenadas a la banda del norte, y sur de ella, sin ver señas del Puerto de Monterrey, resolvió pasar adelante en busca de él: a treinta de Octubre dió vista a la Punta de los Reyes, y farallones del Puerto de San Francisco en numero de siete. Quiso llegar a la Punta de los Reies la expedicion; pero unos esteros inmensos, que se internan extraordinariamente en la tierra, y le precisaban a dar un rodeo sumamente grande, y otras dificultades (siendo la maior la falta de viveres) la precisaron á tomar la buelta, creyendo que el Puerto de Monterrey podría tal vez, hallarse dentro de la Sierra de Santa Lucía; y temiendose haver pasado sin haverlo visto: dió la buelta desde lo ultimo del Estero de San Francisco en onze de Noviembre. Pasó por la Punta de Año Nuevo el diez y nueve del dicho; y llegó otra vez á esta Punta y Ensenada de Pinos en veinte y siete del mismo: desde dicho día hasta el presente nueve de Diziembre practicó la diligencia de buscar el Puerto de Monterrey dentro de la cerranía, costeandola por la mar a pesar de su aspereza, pero en vano: por ultimo desengañada ya, y desesperando encontrarlo despues de tantas dilixencias, afánes y trabajos, sin mas víveres que catorze costales de arina, sale hoi de esta ensenada para San Diego. Pide a Dios todopoderoso la guie, y a ti navegante quiera llevarte su Divina Providencia a puerto de salvamento.
En esta Ensenada de Pinos a nueve de Diziembre de mil setecientos sesenta y nueve años.
Nota: El ingeniero don Miguel Costanso observó la latitud de varios parages de la costa siendo los principales los siguientes. San Diego en el real que ocupó en tierra la expedicion 32° 42 El pueblo de gentiles mas oriental en la Canal de Santa Barbara 34 18 La Punta de la Concepcion 34 30 El principio de la Sierra de Santa Lucía hacia el sur 35 45 Su fin en esta ensenada de la Punta de Pinos 36 36 La Punta de Año Nuevo que es baja y de arrecífes de Piedra 37 04 En tierra cerca del Puerto de San Francisco teniendo los farallones al oeste quarta al noroeste 37 35 Juzgo la Punta de los Reies que miraba al oesnoroeste desde el mismo sitio por 37 44
Se les suplica a los señores comandantes de los pacabotes, ya sea de San José, ó del Principe que si a pocos dias despues de la fecha de este escrito abordaren á esta plaia; enterados de su contenido y del triste estado de la expedicion procuren arrimarse a la costa y seguirla para San Diego a fin de que si la expedicion tuviese la dicha de avistar a una de las dos embarcaciones y les pudiese dar á entender con señas de banderas ó tiros de fusil el parage en que se halle la socorra con viberes si posible fuese.
Alabado sea Dios
"
No, este no es Portolá, es Clint Eastwood con
su inefable poncho
La punta Pinos de la que hablan es el cabo que marca el sur de la bahía de Monterrey y justo al sur de esa misma península se encuentra el famoso puebleciglio de Carmel by the sea, en el que fue alcalde el nunca suficientemente alabado Clint Eastwood y, además, acabaría siendo ubicación de la segunda misión fundada por Serra y sus Frays en California, cosa que harían en Punta Pinos el 3 de Junio de 1770 bajo el nombre de San Carlos Borromeo y según diseño de Costansó. Poco después de su fundación la misión se trasladó y hoy está en Carmel, supongo que cerquita de la casa del Sr. Eastwood, en la prolongación de Junípero Street.

El retorno a San Diego fue bastante penoso, con muy mal tiempo y falta de provisiones. En el camino los expedicionarios se ventilaron doce de las mulas de carga que llevaban, pero el 24 de enero de 1770 consiguieron llegar a San Diego los mismos 66 paisanos que habían salido seis meses antes, lo que no dejaba de ser un gran éxito. La situación en el presidio era casi peor, muchos de los enfermos habían muerto y no habían llegado las provisiones esperadas, pero al menos el presidio y la misión seguían en pie. En esos seis meses la expedición había viajado de San Diego a San Francisco y vuelta, pasando por Monterrey y lo que acabaría siendo Los Ángeles y, curiosamente, acamparon entre el 6 y el 11 de Noviembre de 1769 al pie de dos altos árboles de los que hoy solo queda uno y es... el palo alto de Palo Alto y del escudo de Stanford.

A finales de marzo, cuando Portolá estaba a punto de salir de nuevo, esta vez hacia el sur a buscar provisiones, llegó un barco de aprovisionamiento y las cosas comenzaron a funcionar algo mejor. Como hemos visto, Portolá no era hombre de esperas, así que en cuanto las cosas estuvieron medio controladas, el 16 de abril, partió una nueva expedición hacia el norte, por tierra (Portolá, Fages y Crespí) y por mar (Junípero y Costansó). Ambas partes de la expedición se reunieron en Monterrey donde, como se ha dicho, se fundó la segunda misión el 3 de Junio. Después vinieron San Antonio de Padua (1771), San Gabriel Arcángel (1771), San Luis Obispo de Tolosa (1772), San Francisco de Asís o Misión Dolores en pleno centro de la actual ciudad de San Francisco (1776), San Juan Capistrano (1776), Santa Clara de Asís (1777) y San Buenaventura (1782), todas ellas en vida de Fray Junípero. A su muerte, fue Fermín de Lasuén el que tomó el liderazgo misionero y siguieron las fundaciones hasta completar una cadena de 21 misiones, desde San Diego al sur hasta San Francisco Solano, la última y más septentrional.

El programa colonizador de Gálvez había sido llevado a la práctica por fases perfectamente engranadas. Fray Junípero estableció la estrategia fundacional de las misiones que finalizó con una de ellas cada 50 km, aproximadamente, lo que suponía una jornada típica a caballo. Como os habréis imaginado, el Camino Real era el que iba uniendo todas esas misiones. En principio poco más que un sendero, pero poco a poco fue ensanchado y mantenido para mejorar la comunicación "intermisional" y acabó siendo el eje costero de California, uniendo los poblados que fueron surgiendo alrededor de las misiones y, a la postre, las ciudades en las que se convirtieron.

Misión de Santa Bárbara
Las misiones eran gestionadas por los franciscanos, que iniciaron una labor de formación de los indígenas, algunos de los cuales se mostraron hostiles, pero poco a poco se fueron aviniendo a la vida moderna y adaptándose a las explotaciones agrícolas y ganaderas que fueron paulatinamente creciendo alrededor de las misiones y acabaron siendo bastante prósperas. Hay que tener muy presente que las tribus de la zona estaban especialmente atrasadas en aquel momento, muy por detrás de lo visto más al sur, así que pasaron (no sin esfuerzo por su parte, claro) casi de la edad de piedra al siglo XVIII-XIX en un par de décadas. Hombre, por el camino hubieron de bautizarse, ser azotados si se agarraban una melopea, ir a misa diaria y tal... cosas de los frays, supongo que les estirarían de las patillas e incluso les arrearían con la regla en las uñas, pero era por su bien y la eterna salvación de sus almas...

Adicionalmente, el hecho de que las misiones estuvieran tan bien colocadas estratégicamente  medio obligaba a Junípero y sus Frays a ser especialmente hospitalarios con los expedicionarios que por allí se seguían moviendo.

Fray Junípero murió en la misión de San Carlos Borromeo en 1784, pero el movimiento ya se había iniciado y no pararía. Portolá, una vez cumplida a la perfección su misión de abrir la puerta de California la abandonó y no volvería nunca jamás. Fue sucedido como Gobernador por Pedro Fages, que tuvo sus roces con Junípero.

¡Ah! por cierto, a los rriusoss ni los vimos.

Conclusión


La colonización de California, como hemos visto, fue muy tardía, más de doscientos años después de las conquistas sudamericanas, y además la primera colonización planificada. 

El Camino Real sigue existiendo y, aunque no sé si con mucho éxito, es promocionado como atractivo turístico; a la americana, eso sí: se sacaron de la manga unas campanas que señalizan el camino que a mí, sinceramente, me parecen un poco cursis, pero en fin...en cualquier caso, otro destino obligado más. Ahora lamento enormemente no haber visitado la Misión Dolores el único día que estuve en San Francisco. Casi todas las misiones están restauradas y son visitables, ¡algunas incluso mantienen su colegio y su instituto!

Por terminar, dada la circunstancia de que el palo alto de Palo Alto está justo en una de las esquinas de la superficie ocupada por la Uni de Stanford (37°26'49.99"N, 122°10'12.25"W), hemos de colegir que los expedicionarios que allí acamparon durante casi una semana se movieron por la zona e incluso cazaron en ella, así que: Hewlett, Packard, Brin, Page, Knight... ¿quienes creéis que sois, piltrafillas? El primer ingeniero que paseó su coleto por el campus de Stanford se os adelantó en torno a 200 años y fue un ingeniero militar español, de Barcelona para más señas.

Si, ya, no se puede ser perfecto...

Y ahora, a seguir pensando por qué de Stanford sale tanto talento aprovechable y de la universidad de Villabotijos de Abajo (España) no. ¿Será tan complicado?






4 comentarios:

  1. para eso sería necesario, hacer un injerto de esa universidad modelo aquí, y transformar por completo el funcionamiento de la universidad española. En un país, donde las mamás, soñaban que sus hijos fueran médicos, abogados o ingenieros para que llegáramos a algo ...donde uno de los mas brillantes "pensadores" de pura desesperación, dijo " que inventen ellos" y en la nación entendimos que no es necesario investigar. Que era algo superfluo, se paga la paga la patente y punto. (justo al revés, de la intención del mensaje, lo explico para ir corrigiendo esa leyenda). Donde aún subvencionando el 80 % o mas, del coste real de cada plaza universitaria, el personal aún protesta y donde la partida de presupuesto público-privado para investigación es la mas rácana del mundo desarrollado....la universidad se ha gestionado para mantener y desarrollar una clase media endeble, no ha durado dos generaciones, acomodada, sin subvenciones no sabe respirar y, que con dos cañitas y un gazpacho hemos pasado de todo. Habría que rescatar a Dr. Marañón, Isaac Peral, Severo Ochoa, Santiago Ramón y Cajal, reformadores como Joaquín Costa, Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate, Teodoro Sainz Rueda y Nicolás Salmerón,....dejar funcionar libremente la universidad, demasiados dinosaurios políticos acaban siendo rectores y dejarse de zarandajas y medias tintas, la universidad es para desarrollar talentos y cerebros y promocionar a los emprendedores, no para que tengamos un sueldo digno...y paguemos impuestos para eso está la FP,que oficios dá y valiosos , tan necesarios o más son....pero queda mas "guay" tener un titulo y cobrar 1300€

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    1. Muchas gracias por leerme y por el comentario, Manuel. No sé yo si nos vamos a a atrever a ningún cambio tan radical, pero sería necesario, desde luego.

      Saludos

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  2. Gracias por el artículo... Interesante. En cuanto al comentario de Manuel (que en parte comparto) creo que cae en uno de los males más grandes de nuestro tiempo: el cortoplacismo. Como bien se recuerda en el artículo, en las universidades americanas desde el siglo XIX se produce un cambio importante que conduce a que gracias a la importante recaudación de sus antiguos alumnos puedan tener unos recursos tremendos para financiar la investigación. ¿Por qué aparecen los primeros? También se señala... Tienen muchos premios Nobel que han dado clase o han salido de sus aulas. Sin embargo, no dice cómo consiguen que esos premios Nobel den clase y es contratándolos con verdaderas fortunas para que a su vez ellos contraten su equipo. Así, tienen la posibilidad de contratar alumnos muy brillantes que a la larga podrán se candidatos al Nobel. Pero lo que nadie se para a pensar es que hoy hablamos de Stanford porque empezó hace 150 años con una política activa en investigación y sin escatimar en esfuerzo.

    La Universidad española, tan mediocre de repente para algunos y que parece que hace 20 años ocupaba los mejores puestos, ha mejorado muchísimo en investigación en los últimos 20 años. Solo hace falta pensar en qué puesto ocupamos en publicaciones científicas (el único parámetro de los ranking que se consigue a corto) pero no, premios Nobel no tenemos y con la financiación actual...¿Alguien cree que podemos contratar a un Nobel y su equipo? Íbamos por el buen camino, pero a la mínima tormenta han llegado los salvapatrias para decir que somos mediocres.

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    1. Muchas gracias por la lectura y el comentario. Desde luego que en un par de meses no se eleva el nivel de la Universidad, ni de la educación secundaria, ni de la primaria... Aún así, creo que reducir la discusión al dinero invertido es simplista y condcuría a error. Para empezar Stanford dedica esa pasta a contratar profesores porque es capaz de cobrar 50.000 USD al año por darte clases. Aquí dudo que hubiera masa crítica de gente que quisiera pagar eso. Sin embargo la hay para acudir a las escuelas de negocios, por eso hay varias entre las mejores del mundo. Oferta y demanda...

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