lunes, 10 de noviembre de 2014

La matanza de Yuma: Garcés, Islas, Rivera y Fages

Andan estos días a vueltas en algunos medios celebrando el trigésimo aniversario de 1984, no ya por la novela de Orwell, sino porque dicen que 1984 dio una excelente cosecha para el cine. No seré yo quien lo discuta... bueno, si, seré yo ¿1984? ¿En serio? A ver, decidme, aparte de Terminator ¿qué mas?

Vayámonos, un suponer, a 1957. Tampoco es que fuera de esos años en los que surgen las obras maestras como setas en bosque recién llovido, pero no fue malo, no. Por ejemplo, una de las pelis más famosas del año, la que de hecho se llevó el Óscar a la mejor pinícula, fue esencial en la historia mundial del disimulo: "El puente sobre el río Kwai", con ese coronel Nicholson y ese coronel Saito, a cual más trastornado. También despuntó ese año el rey del cine de acción desbordante, ese genio de las persecuciones al volante que fue Ingmar Bergman, con "El séptimo sello" y, ahora hablando muy en serio, dos obras maestras de dos genios del cine: "Senderos de gloria" de Kubrick y "Testigo de cargo", la película de Hitchcock que no hizo Hitchcock, sino el gran Billy Wilder, así como un clásico del teatro cinematográfico y/o televisivo: "12 hombres sin piedad". No sería un mal menú para un lluvioso fin de semana otoñal, no...

Pero no nos hemos ido a 1957 por ninguno de las anteriores flins, sino por una peli del Oeste dirigida por Samuel Fuller y protagonizada por Rod Steiger y por ¡Sarita Montiel! haciendo de india: "Run of the arrow", también conocida como... Yuma. Evidentemente ésta no es absoluto una joya pero, aunque reconozco no haberla visto ni tener intención alguna de hacello, supongo que con ese nombre la acción se ubicará en o cerca de Yuma (Arizona).

El Gila y el Colorado


Como ya sabemos por varias historias que han pasado previamente por nuestras teclas, la frontera Oeste entre los EEUU y los EEUU (los de América y los Mejicanos, respectivamente) es una zona asaz árida y de no fácil tránsito, especialmente a caballo, con carretas, ganado y tal... por lo que durante años, casi siglos, los españoles pasamos por allí lo justito, a pesar de tener el terreno a nuestra disposición casi en exclusiva. Adicionalmente, para dirigirse hacia California, una vez harto de desierto, en algún punto hay que cruzar el río Colorado, que hace de frontera natural entre Arizona y California durante no pocos kilómetros. Toda esta película ya nos la sabemos de las aventuras de Anza (I y II) y también entonces descubrimos que el punto más indicado para cruzar el Colorado resulta ser la zona en la que se une a su afluente principal: el Gila.

Desde las primeras expediciones por la zona (Alarcón y Melchor Díaz, por ejemplo), se sabía que el encuentro de ambos ríos era una importante ubicación estratégica por lo que acabamos de comentar, era el mejor punto  de vadeo en cientos de kilómetros (bueno, entonces de leguas).

Misión de San Javier de Bac. Foto de la wiki
Por ese punto había pasado ya n veces un viejo amigo del blog, el padre Garcés, el Indy Jones de los frays, que, sólo o en compañía de otros, había dedicado años de su vida a recorrerse la zona buscando indígenas a los que cristianar. Por ejemplo, lo recordamos de las dos expediciones de Anza ya que participó en ambas, pero ya entonces lo hizo debido a su conocimiento y experiencia previas. Garcés, maño de Morata del Jalón, había llegado al nuevo mundo con 30 añitos y le habían asignado a la misión de San Javier del Bac, cerca de la actual Tucson (Arizona) y que dista sólo 21 km de otro de esos lugares que no quiero morirme sin ver (y, ahora que no nos oye nadie, igual lo hago dentro de muy poco tiempo (verlo, no morirme (bueno, eso nunca se sabe (salgamos de este jardín tetraparentésico...)))): The Boneyard. Arrrrrrfffffffsssssssss!!!!

A lo nuestro. Garcés se movió como una lagartija -nunca mejor dicho- por los desiertos de Sonora, por los ríos Colorado y Gila, por el Mojave.., de hecho se convirtió en el primer europedo en cruzar el Mojave y en contactar con los indios de la zona, lo que le permitió encontrar el paso hacia el Pacífico que luego asentaría con Anza: Todos esos desplazamientos los hizo ganándose la confianza de las distintas tribus locales, lo que probó su habilidad para integrarse en el ambiente y le hizo valiosísimo para expediciones posteriores. Según nuestro también viejo conocido Pedro Font:

"Es el Padre Garcés tan a propósito para entenderse con los Yndios, y andar entre ellos, que no parece sino Yndio. El gasta una flema en todo, como los Yndios: se sienta con ellos a la rueda, ó de noche cerca de la lumbre, cruzado de piernas, y se estará dos o tres horas, ó más, embobado sin acordarse de nada, platicando con ellos con mucha serenidad y pachorra: y siendo las comidas de los Yndios tan asquerosas, y sin asseo, como ellos immundos, el Padre las come con mucho gusto y dice que son estomacales, y muy regaladas. En fin, lo ha criado Dios, según veo, totalmente a propósito para buscar estas infelices Gentes, ignorantes y rústicas."
De uno de los dos diarios que llevó Font de la expedición de Anza, en concreto del privado, anotación del Viernes 8 de diciembre de 1775. Font no parece que fuera muy partidario de los usos y costumbres locales...


Incluso antes de participar en las expediciones de Anza, Garcés había conocido en uno de sus rulos a Olleyquotequiebe, miembro de la tribu quechan y cuyo nombre significaba algo así como "el que resuella", seguramente porque era asmático. Garcés podría ser aficionado a integrarse con los indios, pero lo de Olleyquotequiebe era demasiado, así que le rebautizó como Salvador Palma y nosotros no vamos a ser menos así que como Palma se queda. Este encuentro fue bueno para ambos, ya que las sucesivas expediciones que fueron pasando en busca de California lo hicieron por territorio quechan y eso suponía comercio y regalos, lo que a su vez hizo subir a Palma en el escalafón hasta hacerse cabecilla de la tribu.

"Nos hospedaron los Yumas en una ramada, que aqui havia mandado hacer el Capitan Palma luego que supo nuestra venida, y acudieron muchos Yndios de ambos sexsos a visitarnos muy festivos y alegres, y muy embijados de varios modos, y de diversos colores"
De nuevo del diario privado de Font, esta vez del día 28 de Noviembre

La pinta de los Yumas/Quechan.
De la wiki
Obviamente, cuando Anza pasó por la zona con sus cuates rápidamente se dio cuenta de la importancia del lugar y de que las buenas relaciones con Palma iban a ser esenciales pero, como hemos visto, buena parte del trabajo ya estaba hecho (por Garcés) y la expedición fue recibida con los brazos abiertos, así que aparte de agasajarle con regalos se lo llevó consigo a la vuelta hasta Sonora. Palma pasó allí un año y se supone que le gustó el asunto, pero las autoridades españolas aún tenían dudas respecto a la propuesta de Anza y Garcés, que consistía en enviar colonos a establecerse en la zona del paso del Colorado. Tras ese año se aprobó el asentamiento y, ya en 1780, partió una reducida expedición al mando militar de un joven alférez de origen italiano llamado Santiago Islas y al espiritual (y algo más) de nuevo del padre Garcés. Islas era el típico militar ascendido a base de "valor demostrado" pero con una experiencia organizativa manifiestamente mejorable y se llevó como segundo al sargento primero Juan de la Vega. Garcés fue acompañado por los padres Barreneche, Moreno y Díaz. Palma volvió a su casa con la expedición.

Nada más llegar, Islas eligió el lugar del primer asentamiento en una colina junto al río Colorado justo frente a la unión con el Gila y lo llamó "Purísima Concepción". El sargento de la Vega fue enviado más al norte y fundó otro asentamiento, al que llamó " San Pedro y san Pablo Bicuñer", a unos 20 km río arriba. Los Frays se repartieron: Garcés y Barreneche en la Purísima y Moreno y Díaz en Bicuñer. Para que os hagáis una idea del tamaño de los asentamientos, con Islas quedó de segundo el cabo Pascual Rivera, los dos frays, ocho soldados y 15 familias civiles (86 bípedos implumes en total). Vega, por su parte, se llevó de segundo al cabo Palomino, los otros dos frays, otros ocho soldados y doce familias civiles (77 paisanos en total).

A mitad de camino entre la Purísima y Bicuñer quedó uno de los asentamientos Quechan. Por cierto, las dos misiones estarían hoy dentro de la reserva india de Fort Yuma, un área de 180.000 km² mayoritariamente en el actual estado de California.

En parte debido a las reticencias de las autoridades la misión no estaba especialmente dotada, ni de militares, ni de civiles, ni de ganado, así que cuando Palma llegó con ellos a su pueblo, los quechan quedaron asaz desilusionados, evidentemente esperaban algo mucho más llamativo que 150 personas y cuatro vacas. A partir de ahí la estrella de Palma comenzó a debilitarse.

Y eso nos vendría muy mal...

Pateando la colmena


Una vez fundados los dos poblados los colonos pusieron manos a la obra y comenzaron por lo más importante, claro: construir dos iglesias. Luego ya, si eso, se pondrían con cosas menores como reconocer bien el terreno, construir casas, establos y tal...

Cuenca del Gila, de la wiki
Parece ser que los años 1780 y 1781 fueron especialmente secos en Sonora y aledaños lo que, unido a la poca habilidad mostrada por Islas a la hora de repartir tierras y aguas, llevó a un retraso en las cosechas y a que, de hecho, los colonos tuvieran que subsistir con las reservas alimenticias de los indios, lo que mucho no debió gustarles. Para acabar de mejorar la situación, cuando los indios comenzaron a mostrar su malestar, Islas decidió azotar a algunos de ellos y arrestar (según algunas fuentes después de haberle nombrado Gobernador de San Pedro y San Pablo, lo que se le subió a la cabeza) al cabecilla de las protestas que resultó no ser otro que Ignacio Palma, el hermano de Salva. 

Ante todos estos hechos, los quechan ya iban mirando al asmático un poco de reojillo, en plan: "Vamos a ver, Olleyquocito... te haces amiguito del alma de los españoles estos, te largas con ellos un año a su pueblo, vuelves con cuatro mataos y tres vacas famélicas, nos quitan el agua y las mejores tierras porque ellos van a sacar mejores cosechas, no sacan nada y encima les tenemos que dar de comer. ¡Menudo negocio, macho!"

Mientras tanto, fray Gracés seguía a lo suyo, haciendo todos los esfuerzos posibles por congeniar con los locales. Se había construido una choza a las afueras de Purísima Concepción y desde ella se esforzaba en evangelizar a los quechans, en esta ocasión con un éxito limitado.

El hecho definitivo que desencadenó la revuelta fue la llegada en Junio a Yuma de uno de nuestros viejos amigos: Fernando Rivera y Moncada. Rivera había sido Gobernador de California, pero en 1781 ya había abandonado ese puesto y en ese momento estaba al cargo de una expedición de gran tamaño que viajaba hacia California para fundar la misión de Santa Bárbara. Esta expedición sí que era de cierto porte como atestiguan las más de mil cabezas de ganado que llevaban. Como ya nos sabemos, el camino hacia California pasaba indefectiblemente por los puestos fundados por Islas y no sólo eso, sino que era el lugar ideal para parar a que bípedos y cuadrúpedos descansasen... y ahí, precisamente ahí, estuvo el principio del fin.

Ni Rivera ni Islas le echaron demasiada cuenta al creciente descontento de los quechan. Rivera se limitó, en su burocrática eficiencia, a organizar a los suyos para que se repusieran lo antes posible del tute que ya llevaban y se prepararan para lo que quedaba. Las más de mil cabezas de ganado quedaron sueltas por la zona y se metieron, claro, en los sembrados de los quechan, a los que el asunto no les hizo demasiada gracia. Lo malo, para ellos, es que junto a los 1000 cuadrúpedos iba un considerable número de curtidos dragones de cuera y eso ya eran palabras mayores.

Tras descansar unos días, el grueso de la expedición continuó su camino hacia California, pero Rivera se quedó atrás con solo 19 soldados al cargo de 250 cabezas de ganado que no estaban aún en condiciones de viajar. En esos días el nerviosismo de los quechan era ya más que evidente, pero no se tomaron acciones extraordinarias de protección, con lo que el 17 de Julio:

"El domingo día diez y siete de Julio de ochenta y uno, se tocó a Misa y no habiendo en el pueblo de la Concepción más Soldados que el Comandante Isla y el cabo Baylón, concurrieron a ella con la mugeres y uno u otro de los Pobladores, porque los demás andaban en el campo desparramados y quedando el Cabo de centinela por si venían los Indios armados como los días antecedentes para que no intentasen algún alboroto. Comenzó el Padre Garcés la Misa, y al pasar el Misal para el Evangelio, se oyó el alarido de los Indios, que cayeron en grandes escuadras y sitiaron la Iglesia y las casas. Suspendida la Misa salió el Comandante a tomar las armas y al salir de su casa que estaba muy inmediata, le oprimieron los enemigos y rápidamente le quitaron la vida a palos."
De la "Crónica Seráfica y Apostólica del colegio de propaganda fide de la Santa Cruz de Querétaro en la Nueva España, dedicada al santísimo patriarca, el señor san Joseph", escrita por el franciscano Juan Domingo Arricivita.

Mientras, en San Pedro y San Pablo las cosas fueron aún más drásticas, ya que a la misma hora el poblado fue asaltado, en este caso de manera mucho más eficiente. Cayeron ambos frays y todo el personal que por allí andaba fue muerto o apresado. En concreto, al padre Matías Moreno le cortaron la cabeza con un hacha "no se supo si estando vivo o muerto".

Durante todo el día 17 los supervivientes que habían quedado en la Purísima Concepción estuvieron esperando una segunda oleada, sin embargo esta no se produjo ya que los quechans andaban muy ocupados con otro asuntillo.

Habíamos dicho que Rivera se había quedado por la zona tras poner en marcha el grueso de su expedición, pero no se quedó en ninguno de los dos poblados, sino en un campamento algo alejado de ellos. Cuando se enteró de los dos ataques decidió prepararse para la defensa, no se encontraba en condiciones de atacar ya que, recordemos, contaba solo con 19 soldados, pero tal vez le fuera posible echar una mano a los que pudieran huir del poblado. Tal y como esperaba, los indios le atacaron a él y, aunque lógicamente los yumas sufrieron muchísimas bajas, finalmente acabaron con todos los dragones de cuera. De ese grupo sólo sobrevivió la mujer de uno de los soldados y un intérprete.

Ya el 18 de julio, Garcés y Barreneche salieron por piernas del poblado liderando a los supervivientes, seguros de que los yumas se lanzarían sobre él de inmediato (cosa que, obviamente, ocurrió esa misma tarde). Los frays y el resto habían encontrado acomodo en la casa de una india "que siempre había manifestado amor a los Misioneros" y allí pasaron el 18 y 19 de julio. Pero claro, la situación, más que manifiestamente mejorable, era directamente desesperada. El mismo 19 fueron localizados, molidos a palos hasta la muerte y enterrados allí mismo (supongo que el enterramiento lo haría alguno de los ya cristianados).

En esos tres días murieron 105 españoles: 37 soldados, 64 civiles y los 4 frays. Adicionalmente 76 personas quedaron en poder de los quechan, entre ellas 30 mujeres y 37 niños.

Un ejército como Dios manda nuca deja atrás a sus caídos


Los hechos de Yuma se conocieron relativamente pronto gracias a la intervención de otro veterano dragón de cuera, el Alférez Cayetano Limón. Limón era uno de los oficiales que acompañaron la expedición de la que se había separado Rivera hacia California. Sus órdenes eran garantizar la seguridad de la expedición y, una vez hecho esto, volver a Sonora. El hecho de que Rivera no hubiera dado señales de vida le tenía mosqueado y sus sospechas se confirmaron del todo cuando un grupo de indios no beligerantes se lo contó todo poco antes de llegar al Colorado. Aún así y a pesar de contar sólo con tres soldados, uno de ellos su propio hijo, continuó hasta llegar a Yuma, encontró los restos de los incendios, incluso cadáveres desparramados y salió de allí a carajo sacado para llevar las noticias a California. Durante días fue hostigado por los quechan y perdió a dos de sus soldados, pero finalmente llegó a un puesto español e informó de lo sucedido.

De nuevo un viejo amigo, el ilerdense Pedro "el oso" Fages fue enviado a 
1.- rescatar a los prisioneros, principalmente mujeres y niños, que habían quedado en poder de los quechans y
2.-  ya puestos, organizar un buen escarmiento y recuperar el control de la zona
Fiel a su costumbre, Fages escribió un diario de su misión, por el que sabemos que el jueves 18 de octubre de 1781 Fages dió con el asmático que, entre resuello y resuello aceptó liberar a 48 de los prisioneros "a trueque de bayeta, frezadas, avalorios y zigarros... un sombrero mio apuntado y guarnezido de plata con su escarapela, con una camisa, y algunas caxillas de zigarros". Ese mismo día encontraron los cuerpos de Rivera (al que reconocieron por una "quebradura que tenía en la espinilla de una pierna") y sus soldados. El 19 siguieron las negociaciones y se liberó a otros 14 prisioneros. Ese mismo día, una alianza de indios enemigos de los yumas (a saber: Alchidumes, Pimas Gileños y Cocomoricopas) informó a Fages de su intención de lanzarse contra los yumas al día siguiente, cosa que hicieron con cierto apoyo por parte española, por lo que los yumas se dispersaron y huyeron hacia el norte. A pesar de que aún quedaban 5 mujeres y algunos churumbeles en poder de los yumas, la situación aconsejaba la retirada... temporal.

Todo el mes de Noviembre y primeros de diciembre se sucedieron permanentemente las escaramuzas y el hostigamiento de los campamentos por grupos de hasta 1500 yumas. En esos días se consiguió el rescate del resto de cautivos (esta vez a cambio de prisioneros indios), el día 7 dieron con los restos de los padres Díaz y Moreno, que fueron recogidos, los de los soldados y civiles fueron incinerados y las cenizas recogidas. El 10 de Diciembre encontraron enterrados y semi-incorruptos a Garcés y Barreneche:
"...estavan enterrados los dos juntitos, como sy los hubieran sepultado, vno, al lado del otro, bien parejitos, y compuestos, con sus paños menores, y avn se hallaban casy yncorruptos, en espezial el cuaerpo del R.P. Garzes, y en las orillas donde estavan enterrados, havia criado mucha manzanilla muy olorosa; nos aseguraron havia echo, la buena obra de enterrarlos, vna Yndia que los estimaba mucho"

Ergo se confirma lo de la india.

La operación de Fages continuó hasta bien entrado 1782, pero ni él ni nadie después que él logró pacificar la zona, con lo que la ruta de Anza quedó cortada sólo unos años después de ser abierta, lo que limitó enormemente la posibilidad de desarrollo de California. España andaba demasiado liada luchando con los ingleses en media América en el marco de la guerra de independencia de los EEUU como para prestar atención a una zona tan remota y agreste (Nota mía: ERROR, craso error). No sería hasta 1829 cuando Antonio Armijo abrió otra vía estable de comunicación hacia California, mucho más al norte, estableciendo lo que se conoce como "Old Spanish trail"

El levantamiento de unos cuantos indios, ni los más guerreros ni los más numerosos, pero en el peor sitio y en el peor momento tuvo unas consecuencias tremendas para la historia, aunque en este caso dudo que ellos supieran el daño que hacían.

Hoy otros aborígenes, igualmente escasos y poco beligerantes también pretenden aprovechar momento y lugar para hacer un daño mucho mayor. Esta vez a sabiendas.

La historia no para de repetirse...





1 comentario:

  1. Me parece un trabajo excelente, es una pena que no se ponga en valor esta parte de nuestra historia y que personajes como Gaspar de Portolá, Jose y Bernardo de Galvez, Juan de Anza o Facundo Melgares hayan sido olvidados. Su historia da para mucho (que buenas películas si hubiese un buen guionista)... Al final la ideología lo oscurece todo y solo se habla del genocidio de Colón y los Conquistadores (Cuanta ignorancia).

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